Como cada temporada, siempre hay una primera vez. Esa primera prueba que da el verdadero pistoletazo de salida al período competitivo. Siempre es a modo de test, el punto de partida y que será la referencia para el trabajo posterior. Empezamos con la 1ª prueba del circuito de la Copa de España de Triatlón de Media Distancia: I Triatlón de Orihuela Miguel Hernández de media Distancia.
TRIATLÓN DE ORIHUELA MIGUEL HERNÁNDEZ MD
Para poneros en situación. Uno de los triatlones más antiguos y míticos del panorama nacional había sido el clásico triatlón de Elche Arenales 113. Cualquier triatleta de los de toda la vida, de los que abrieron hueco a este deporte en los años 90´te dirá que es uno de los que hay que hacer. Suele ser el primero de la temporada y que reúne a los mejores triatletas del país. ¿ El secreto?. Sin lugar a dudas, su organizador, Ximo Rubert, un apasionado de este deporte. Cada prueba que organiza la hace por y para el pleno disfrute del triatleta cuidando hasta el más mínimo detalle, y con eso, no puede competir nadie.
El año pasado inicié la temporada en ELCHE-ARENALES, y este año queríamos repetir.
Esta temporada, se celebraría la vigésimo quinta edición de este triatlón pero a comienzos de año, le suspenden la prueba. ¿Cómo?, ¿Que deja de existir Elche? Las redes echaron humo, pero por cuestiones políticas poco se podía hacer.
Pero ahí estaba Ximo y en poco tiempo creo otra alternativa, y nos dio la opción de participar en el que sería la primera edición del Triatlón de Orihuela Miguel Hernández. Prueba puntuable para el circuito de Copa de España, que este año correré junto al resto de compañeras del Triatlón Clavería. Después de 3 años de independiente, y gracias al presidente del club, formo parte de esta grandísima familia.
Me enfrentaba a la primera prueba sabiendo que los deberes estaban parcialmente hechos. Digo parcialmente porque, apenas estoy consiguiendo sacar una media de 11 horas de entrenamiento a la semana, incluyendo mis clases como instructora. Pero es lo que hay. Trabajo, compromisos, viajes, y tratar de sacar el mayor rendimiento en las horas disponibles para entrenar. Por lo menos estoy durmiendo mejor, lo cual ayuda.
El viernes cuando llegamos, después de trabajar en el gimnasio, el mar daba miedo de lo agitado que estaba. Hacía frío y un viento aterrador.( como os enseñé a través del INSTAGRAM stories).
Me encontraba nerviosa, pero lo normal, e incluso menos que otras veces. Imagino que pese a saber que competía en grupo élite, sabía perfectamente dónde me encontraba y que ni de lejos podría luchar por un top 5 (sólo éramos 8). Así que los nervios desaparecen cuando sabes cómo estás y que el objetivo prioritario era testarme y disfrutar lo máximo posible.
El sábado, el mar seguía bravo, tanto es así que la organización ya tenía pensado un plan B, en caso que tuviesen que suspender el segmento de natación si las condiciones continuaban así.
A media tarde ya teníamos todo preparado y dedicamos la misma a soltar un poco las piernas paseando por la costa, luego descansar y piernas en alto, beber agua e isotónico, estar relajados.
En este caso, el tema logístico era más complicado dado que las zonas de transición T1 y T2 eran diferentes. La T1 a pie de playa y la T2 en el mismo Orihuela. Sólo tuvimos que preocuparnos por tener todo organizado en la bolsa de transición bici-correr pues la organización se encargaba de transportarlo hasta T2 a unos 45 km de distancia de la zonas de las Playas de Orihuela.
Cenamos muy bien. La verdad que el hotel en el que nos quedamos, ofrecía una oferta gastronómica muy amplia y no tuvimos problema alguno para cenar en condiciones, temprano y bien.
La noche la pasé tranquila, y conseguí dormir del tirón hasta que sonó el despertador a las 5:15 am. Sin lugar a dudas, esta es la parte fea y que menos me gusta. Los nervios se presentan con más fuerza. Bajamos a desayunar al restaurante del hotel, que nos abrió expresamente a los triatletas que allí nos alojamos. Desayuno lo de siempre: un café muy largo con leche desnatada, dos tostadas con mantequilla y mermelada y medio plátano.
Revisamos todo y nos fuimos a la zona de boxes a comprobar las bicis, dejar los bidones y los últimos preparativos antes de que el autobús de la organización nos llevase hasta Cabo Roig, donde daría comienzo la prueba.
El mar estaba totalmente en calma, en silencio, como si nos estuviese esperando y dado tregua. La temperatura era cálida, y eso prometía que al menos, no pasaría demasiado frío en la natación. Un amanecer precioso que tuve la suerte de disfrutar al tiempo que realizaba unas respiraciones y estiramientos para mantenerme lo más serena posible.
Ya en la playa, hablas con el resto de deportistas para no pensar en los nervios, entré a calentar un poco y probar el agua. Quedaban apenas 7 minutos para que diese comienzo la prueba, pero aquello no parecía que así fuese.
Viene Jose a avisarme que vaya ya a la línea de salida que nos están nombrando, y allí que voy. Rodeada de triatletas a las que admiro profundamente, enormes deportistas. Mi compañera de equipo Mónica Falgueras ( ya nos conocíamos de otras pruebas) , y como siempre Mabel Gallardo que con su sonrisa y buen humor siempre logra quitar hierro a la situación.
La salida se retrasó casi 40 minutos (donde estaría mi desayuno. Menos mal que tomé medio plátano hacía una hora). Por fin escuchamos el ansiado: “A sus puestos”… y ale, al agua.
Como siempre, me coloqué en un extremo (el izquierdo) y salí corriendo desde allí. A los pocos segundos, veo como las primeras desaparecen y nos quedamos 3, y al rato, me doy cuenta que estoy más sola que la una. Pronto sentiría al grupo élite masculino. En fin, ya lo sabía de modo que a coger ritmo, tranquila y solventar el segmento.
Era una travesía de una playa a otra, e iba bastante tranquila pero la cabeza no estaba centrada. No paraba de pensar muchas cosas, lo que apunta que no estás donde debes estar.
Así con todo, me di cuenta que no estaba yendo un punto por encima de mis posibilidades, como si me negase a llevar ese ritmo sostenible más intenso.
Bueno, por fin veo el arco de salida y muevo las piernas más rápido e intento aumentar el ritmo de brazada. Salgo bien, sin mareo, sin sentir una frecuencia cardíaca alta y voy corriendo hacia mi bici, una transición larga, mientras iba quitándome el neopreno.
Transición normal: casco, dorsal, y los calcetines. Había dejado preparados unos maguitos y unos guantes finos por si hacía frío. (Ya me conozco y lo llevo francamente mal). Pero no parecía fuesen a hacer falta.
Y comienza la parte que suelo disfrutar más: el segmento de bici. 90 Km que acumulaban 1.200 metros de desnivel y en un circuito realmente bonito a la par que duro. Los primeros 25-30 kilómetros transcurrían por un entorno que jamás me hubiese imaginado. Muy verde y frondoso, pero lleno de curvas sinuosas, todo el tiempo. Tan pronto ibas a la derecha, como a la izquierda, giros y más giros en las bajadas, algunas un poco peligrosas, pero estaba todo bastante controlado.
Habían cortado el tráfico durante todo el recorrido y eso es un verdadero privilegio que debemos saborear u disfrutar. Enseguida noté las piernas pesadas, cargadas, torpes. “Madre mía, pero si es todo pa´rriba, así que no fuerces ni quieras hacerte la valiente que si no luego no corres ni de broma”.
Fui haciendo, aún con la cabeza descolocada y sin conseguir concentrarme en la prueba totalmente. Tras el avituallamiento, llegamos a la zona del embalse y me quedé un poco embobada con el color azul turquesa de sus aguas. Enseguida, al iniciar el tramo que bordeaba el pantano, las primeras ya están bajando. Veo a Dolça, Mabel , Saleta y Anna Noguera. Van muy rápido y me motivaron bastante. Ellas juegan en otra liga. Empecé a establecer un ritmo más rápido y constante. El perfil y no presentaba tanta subida, y podía acoplarme en algunos tramos.
En los puntos de giro empecé a tomar referencias, y un par de chicas de Grupos de Edad me pasaron. (Primer mazazo), y al poco vi a otra compañera de quipo, Anita. Es una bala, pero de momento estaba consiguiendo mantener la distancia, aunque sabía que tarde o temprano me cogería. Pero bueno, cuanto más tarde fuese mejor no?. En el primer punto de giro la tenía controlada. En el segundo ya me había recortado un montón; y es que Anita es mucha Anita
Tras un recorrido nuevamente sinuoso, teníamos que volver a hacer el tramo del embalse antes de poner rumbo hacia Orihuela. Quedaba poco y me encontraba bien. Había ido muy reservona en la bici par apoder correr en condiciones dignas.
No dejé de hidratarme durante todo el recorrido, tomé solo 2 geles y una barrita natural que me sentaron bien.
Empiezas a ver un paisaje distinto: casas, edificios, coches,lo que indica que la T2 está muy próxima. Bien, ¡ Ya sólo queda correr media maratón!.
Un detallazo a apuntar por parte de la organización es que nos recogían las bicis, cual profesionales en Kona. No os podéis imaginar qué alivio y tranquilidad da eso. Te desmontas y los voluntarios (que merecen una mención especial) te la cogían y colocarían en su lugar correspondiente.
La transición más rápida de mi historia. Dejé el casco me calcé las zapas cogía la visera y a correr. Mi compi Anita salió justo conmigo, pero es más rápida que Flash y ya la dije que no podría pegarme a ella ni aunque quisiera. Ella no paraba de darme ánimos.
Empecé bien, hasta coger ritmito cómodo. Las piernas van bien y a nivel cardio vascular sin sufrir complicaciones.
La carrera a pie de 21 Km se realizaba por el centro de la ciudad, pasando por un parque con una vegetación y palmeras que permitían disfrutar de la carrera de otra manera, además de haber sombras. Sería 3 vueltas y 3 cuartos al circuito.
No conocía la ciudad y lo maravilloso del triatlón es que conoces lugares increíbles. Realmente me sorprendió: sus calles, su suelo cuidado, su catedral y su gente animando en diversos puntos del circuito. Si es que nos da la vida. Escuché mi nombre varias veces, una compi del Clavería nos gritaba y animaba en diversos puntos del circuito.
Las dos primeras vueltas bien, además al ser un circuito así, te vas viendo continuamente con el resto de compañeros, puedes tomar referencias y por supuesto, ver a Jose, siempre me da un empujón de energía.
Tras la 2ª vuelta, empiezo a flaquear, no consigo llevar un buen ritmo. Me pegué a un chico y le pregunté si podía ir con él, porque yo no tenía referencias del ritmo que llevaba. Llevaba el pulsómetro en modo triatlón, y no me detuve a poner la pantalla en el modo correcto para visualizar los ritmos. Qué majete Antonio. Tiró bastante de mí, íbamos controlando los tiempos y la compañía siempre ayuda.
A mitad de la tercera me empiezo a sentir bloqueada y le digo que siga, que tengo que bajar el ritmo; me estaba haciendo pis también. No dejaba de animarme y decirme que no me dejaba sola, pero insistí en que no era capaz de mantener el ritmo. Me paré a coger aire y a hacer pis. Tal cual, de pie y me quedé tan a gusto (no estaba yo como para irme detrás de un seto y quitarme el mono de competir que tanto me había costado meterme en él).
En el avituallamiento cogí un vaso de coca cola que estaba súper fría (menos mal, porque en otros tris parece un caldo) y me sentó bien. Volví a coger ritmo, lento pero ritmo. Quedaba poco para finalizar la 3ª vuelta y dar comienzo a la parte final. Entonces, bloqueo otra vez (¿ Pero qué coño te pasa nena?). Como sabía que Jose venía por detrás me paré a coger aire, necesitaba que me dijese algo para poder continuar.
Y es que sus palabras son siempre la mejor medicina. Reanudé, y al pasar por meta sabiendo que ya solo quedaba la última vuelta, apreté un poco el ritmo. Las sensaciones mejoraron, pero sabía que ya no podía ni de broma pelear por hacer un buen tiempo. Qué rabia, con lo bien que estaba corriendo en los entrenamientos, cachis!
Menos mla que al enos el resto de las chicas del Clavería, sbieron al cajón haciendo podium por equipos.
Nuevamente, últimos metros antes de poner pie a la alfombra azul que indica los últimos metros. Mantuve el ritmo y allí que estaba.
Ximo, el organizador del Triatlón de Orihuel Miguel Hernández, nos recibe siempre en meta para darnos un abrazo y eso es un regalazo inmenso que todos los triatletas valoramos.
Sin duda, os animo a todos los triatletas a participar en esta prueba el próximo año. Contaba también con distancia corta : 2.000 nado + 60 bici +10 carrera a pie. Paisaje y recorridos espectaculares, organización excelente y ambientazo. Así fue el triatlón de Orihuel Miguel Hernández ; más que recomendable 🙂
Fue ver a Jose y me dio el bajón emocional y las lagrimillas de “¡Qué duro ha sido amor!”.. Pero ya estaba, uno más.
En esos momentos descontenta por los tiempos, pero enseguida fui consciente que, pese a lo poco que había entrenado no había estado tan mal. Busqué el lado positivo, el pensar que hay que trabajar pero que se puede mejorar.
Y con esto, poníamos comienzo a la temporada de tri.
Como habéis visto, ayer competía en el Triatlón Olímpico Torre del Mar en su vigésimo quinta edición. Coincidiendo con un “stage” que Jose había preparado para el equipo al que entrena, sería una prueba para entrenar, pasarlo bien y meter un poco de chispa a los entrenamientos. Y es que no hay nada como ir sin presiones y concentrada en disfrutar compitiendo.
Apretando los dientes conseguí una segunda posición que me provocó un inmensa felicidad.
Ahora, a seguir trabajando en la calidad, el descanso y la nutrición que Pamplona está cerca y eso ya es otra liga.
Feliz semana a tod@s equipo. Gracias una vez más por vuestros mensajes de ánimo.